viernes, 5 de abril de 2013

'American Horror Story Asylum'; Jessica Lange




Hasta hace relativamente poco pensar en Jessica Lange era  recordar a la mujer de Edward Bloom en Big Fish. Y, también, que existían dos mujeres en la vida del protagonista: Lange y todas las demás. Esta historia que se repite durante las dos temporadas de American Horror Story (acentuando la segunda, Asylum): La serie se divide entre Jessica y todos los demás. 

La segunda temporada, en la que me centro, nada tiene que ver con la primera. Son dos historias sin ningún vínculo en común más que el reparto que las componen. Con una Lange que arranca de mala malísima, (una mujer que nada tiene que ver con el cuento de hadas que nos contó Burton), una monja despiadada, homófoba (y en un principio, hasta sádica) que acaba convirtiéndose en el personaje más humano de Briarcliff, el manicomio que dirige. 

"Mi personaje ha sido capaz de ser excesivamente violento, a excepción de la escena con Ian McShane (Bad Santa). La violencia emocional es mucho más interesante para mí que la física" declaró Lange. AHS Asylum se atreve a aunar el terror más gore, así como el psicológico y el sentido del humor más absurdo en un número musical del que Jessica sale sobradamente airosa, demostrando su curtida y camaleónica piel de actriz como pocas.

“Pensé que nos habíamos pasado de la raya y que no saldría adelante esa escena. Es salvaje. Me alegro de que haya gustado tanto. Y me alegro de que no termine de humillarme. Ryan quería verme como Dusty Springfield. Hicimos una especie de flashback para establecer un nexo de unión con mi personaje en los años cuarenta. En esa época había sido cantante en una banda.  Quise dar luz entre tanta sombra y Ryan, pese a que no soy cantante, me lo permitió”.


A todo esto hay que sumarle la continua compañía de Sor Sonrisas, una monja cantautora que triunfó en los años 60 con la canción que suena en la serie, la hermana, reconocidamente lesbiana y progresista, acabó suicidándose junto a su pareja años después. Así es como el feliz ‘Dominique-nique-nique’ que la propia Lange obliga a poner una y otra vez en la sala de reunión del manicomio, convierte el tétrico escenario en un diminuto y claustrofóbico cuarto durante los momentos de tensión. 



La serie, a diferencia de la anterior American Horror Story, va in crescendo, regalándonos unos capítulos finales difíciles de igualar (la anterior serie fue descendiendo de nivel, tal vez a causa de envolverse en una trama un poco más tópica que la poliédrica Asylum). Y el personaje de Lange, esa maldita monja que deseas encerrar en su propio manicomio durante los primeros capítulos acaba por demostrar ser el más leal, y tal vez hasta noble de todos los personajes que componen esta pedazo de serie. Pocas actrices serían capaces de esto, pero ya lo dijo el gran pez; están Lange y todas las demás, pues eso.




Lo mejor:  
  •  Jessica Lange como Jude
  •  El personaje de Lana
  •   La relación entre los dos personajes anteriores
Lo peor:
  •  ¿Qué fue de los aliens?
  •   El ‘trauma’ y autopsicoanálisis del asesino en serie

Sobre la tercera temporada Lange comentó…
“Quise cantar y bailar este año pero todavía no he pedido nada para la tercera temporada. No sé muchos detalles. Sé que Murphy tiene ideada una historia, un lugar... pero no hay nada claro. Cuando sepa los detalles, pensaré en qué pedir.”



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